Abdicar a favor de las historias.

Algo está cambiando cuando las empresas invierten tiempo (y sobre todo espacio) en explicarnos una historia donde antes nos daban datos

El zumo de cebada, tengo que reconocerlo, es mi bebida favorita. Por diversos motivos.

Hay algo de herencia familiar, bastante de uso social (costumbre de compartirla con los amigos) y mucho de hidratación… cuando noto que el primer sorbo de cerveza refrescante atraviesa mi gaznate al ejecutar el sagrado gesto de alzar mano, codo y cabeza para dejar que la gravedad conduzca este fermentado brebaje hasta mi sediento estómago.

Pero lo importante no es este homenaje involuntario y espontáneo que me genera el simple hecho de pensar en la cerveza.

Lo realmente llamativo, que en este caso me ha hecho reflexionar y ha disparado mi atención, es que en la lata que sostenían mis dedos, en lugar de la tradicional información sobre los orígenes de los lúpulos, de la experta selección de los maestros cerveceros de la marca y de la explicación de su habilidad industrial para producirla y envasarla con las técnicas más avanzadas del mundo mundial… toda esa información… ha sido sustituida por UNA HISTORIA!

Y el resultado es que voy a tomarme otra cerveza para celebrar esta decisión. Sí señor!

En mi caso concreto, que soy un acérrimo defensor del StoryTelling como vehículo para transmitir imagen de marca, me ha hecho especial ilusión comprobar que una de las principales empresas del sector ya está utilizando la técnica de contar historias (en lugar de mencionar datos) como una manera de captar la atención de los clientes.

Ahora conozco una cosa más. He aprendido algo mientras apagaba mi sed. En este caso, he descubierto que Xibeca era el nombre de una bruja cuya intrigante sombra se parecía a la sombra que generaba el envase de vidrio que originariamente contenía esta bebida.

Y por supuesto, ellos (el fabricante, su departamento de comunicación, la agencia de publicidad o quien quiera que haya tomado esa decisión) han conseguido su objetivo: captar mi atención y mantener el nombre del producto en mi memoria.

Me gusta escribir, me gusta leer, me gusta beber… y sobre todo me gustan las historias entretenidas con las que hidratar mi cerebro.